El movimiento del cartelismo surgió en Francia en el siglo XIX y no tardó en extenderse por toda Europa. Fueron los movimientos contraculturales y juveniles los que propiciaron su desarrollo, usándose como método propagandístico e informativo para difundir sus ideas.
Hoy en día, tanto la pequeña como la gran cartelería son los principales soportes publicitarios utilizados para dar conocer todo tipo de eventos deportivos, festivales de música, películas de cine que van a estrenarse, así como corridas de toros y exposiciones. Este instrumento de difusión publicitaria tiene un gran impacto sobre el público y es la mejor manera de garantizar en tu evento, fiesta o celebración, la máxima asistencia.
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Pero la pequeña cartelería no sólo se utiliza con fines de ocio, también tiene su valor en el mundo de la política. Utilizándose para la difusión de eslóganes, programas políticos y el posicionamiento de una buena imagen del partido, la cartelería abunda por las calles durante los periodos cercanos a las elecciones.
Para desarrollar un buen cartel publicitario, hay que prestar especial atención a la tipografía, escoger las imágenes, gráficos, dibujos o fotografías adecuadas y plasmar toda la información relevante: cuándo se celebrará el evento, dónde tendrá lugar y quién asistirá o el tema en cuestión sobre el que girará. Una vez llevado a cabo el diseño, la calidad de impresión y el soporte de papel o superficie que se utilice son esenciales.
Una variante de la cartelería son los posters, que lejos de los fines propagandísticos tienen como finalidad su uso decorativo. Se realizan con el objetivo de colocarse sobre paredes o superficies verticales y sus diseños son muy llamativos.